Sunday, May 14, 2006

COLOMBIA,HACE 4 AÑOS, EN MAYO DE 2002


ORIGINAL DE: ONG MANOS UNIDAS
En mayo, quinto mes del año 2002 que MANOS UNIDAS dedica a los "conflictos olvidados", nos acercamos a un país que a los españoles les resulta muy próximo por su afinidad cultural y por sus raíces: Colombia, el legendario "Dorado" de la época de los conquistadores españoles y territorio de guerrillas, narcotráfico y millones de desplazados de la época actual.No sucede con Colombia lo que con algunos conflictos que se han tratado anteriormente. A pocos les resulta ajena la permanente situación de combate que se vive en este país andino: a las atrocidades perpetradas por los diferentes cárteles de la droga como los de Cali o Medellín se suman los atentados y masacres indiscriminadas que a diario cometen las guerrillas de las FARC y el ELN y los grupos paramilitares apoyados – según muchos – por el propio ejército colombiano.Pero esas noticias, que sin duda contribuyen a despertar las conciencias de muchos, no profundizan como debieran en las consecuencias de esos actos terroristas ni van más allá de ser una mera enumeración de los miles de vidas que se ha cobrado el conflicto en los últimos años.Según el ministerio de Defensa colombiano en lo que va del año 2002 "se registra un promedio de ocho acciones terroristas por día" y en los últimos cuatro años figuran "alrededor de 4.550 actos de terror". Tan sólo en el año 2000 se produjeron en Colombia 12.539 secuestros, cuyas víctimas son mayoritariamente miembros de familias adineradas o de la clase política, de los cuales murieron 600 personas.
UN CÓCTEL EXPLOSIVO: CORRUPCIÓN, MAFIA Y NARCOTRÁFICO
El origen de las guerrillas marxistas y de los grupos paramilitares se remonta a los últimos años del decenio de 1950 y los primeros de 1960. Fue concreta-mente en 1964 cuando estos grupos - que llevaban actuando aisladamente más de una década - se organizan en las FARC (Fuerzas Armadas Revolucio-narias), lideradas por Manuel Marulanda "Tirofijo" y el ELN (Ejercito de Liberación Nacional) cofundado por el sacerdote Camilo Torres Restrepo , muerto en combate un año después.La guerrilla rural de las FARC y el ELN, formada por campesinos que intentaban defender sus escasas propiedades fren-te a la voracidad de los latifundistas y de los intereses extranjeros -fundamen-talmente de Estados Unidos- encuentra pronto respuesta en los grupos paramilitares de "autodefensa" (Autode-fensas Unidas de Colombia, AUC) pagados por los propios latifundistas, el ejército e, incluso, por mercenarios internacionales.

La batalla contra la corrupción, que llevaba años campando por sus fueros en todos las instituciones y organismos del gobierno - en el que desde hace décadas se alternan liberales y conservadores -, se convierte poco a poco en un conflicto armado en el que los 'ideales' de la lucha por la tierra y por los derechos campesinos quedaron relegados al olvido.Es más, esta guerra civil encubierta (nunca reconocida como tal) que ha causado ya miles de muertos y millones de desplazados, fue un excelente caldo de cultivo para la aparición y el mantenimiento de las mafias del narcotráfico.El cultivo de inmensas plantaciones de coca y la fabricación para su exportación de la pasta de cocaína con la que financiar gran parte de los costes del conflicto armado, han supuesto la expulsión de miles de familias campesinas de sus tierras además del aumento indiscriminado del número de víctimas mortales entre aquellos que pueden resultar un escollo para conseguir los ilícitos fines que persiguen estos grupos calificados de terroristas por el departamento de Estado norteamericano tras los atentados del 11 de septiembre.Los famosos cárteles del narcotráfico colombianos - que tantas películas y relatos han inspirado - hacían y deshacían a su antojo con total impunidad en un país en el que los representantes políticos estaban, o bien amedrentados por las continuas amenazas, o bien totalmente corrompidos por el sistema.Oficialmente el gobierno actuaba con dureza contra ellos pero extraoficialmente de todos era conocido que el negocio de la pasta de coca era la principal fuente de ingresos de una nación que, una vez más, tenía sus enormes riquezas naturales (yacimientos de petróleo, carbón, platino, oro, plata y esmeraldas) controladas por empresas extranjeras.A esto hay que sumar que la guerrilla - dueña del control de la producción y el tráfico de los narcóticos una vez desmantelados los principales cárteles de la droga del país -, atenta contra los centros de producción colombianos como oleoductos, plantaciones de café o los sistemas energéticos lo que contribuye a debilitar aún más la economía de las regiones más pobres de Colombia (la tasa de paro en junio de 2001 se situó en el 25 por ciento) y a empobrecer aún más a los más desfavorecidos: las familias campesinas desplazadas.
EL "PLAN COLOMBIA" DE ESTADOS UNIDOS
En agosto de 2000 Andrés Pastrana, presidente de la República de Colombia desde 1999, quien desde el inicio de su mandato se fijó como principal objetivo conseguir pacificar el país, anunció el denominado "Plan Colombia", diseñado por Estados Unidos (sin apenas consultarlo o debatirlo en la nación andina) con la finalidad de promover la paz y ayudar económicamente a un pueblo sumido en la pobreza.Pero EEUU, (que prácticamente había impuesto su plan) centró las ayudas en la erradicación por fumigación con pesticidas de extensas áreas de los cultivos de coca, dejándolos inutilizados para otras actividades agrícolas, con el consiguiente deterioro de las condiciones de vida de miles de colombianos-, y adjudicando, además, gran parte de los recursos económicos al ejército y a la policía con lo que la población de Colombia y la comunidad internacional se quedaron con la imagen de que EE.UU. en vez de apostar por un proceso de paz estaba escalando la guerra.Al "Plan Colombia" hay que unir la cesión a la guerrilla de las FARC por parte del Estado - en un intento por lograr un acuerdo de paz - de grandes superficies desmilitarizadas o áreas de despeje en los departamentos del Meta y de Caquetá –unos 42.000 km2 de zona 'neutral' - con el propósito de adelantar el proceso de diálogo con la guerrilla colombiana y conseguir una reducción del número de actos terroristas y de violencia en el sudeste del paísSin embargo, la zona se convirtió en el lugar central para las operaciones de las Farc. Allí se trasladaban a gran parte de las personas secuestradas, se incrementaron las hectáreas de cultivo de drogas además de los laboratorios para la producción de alucinógenos.Además, las FARC acusan al gobierno de apoyar a las guerrillas paramilitares como aliadas del ejército colombiano.Esta situación llevó al presidente Pastrana a decretar el 20 de febrero de 2002 el fin de la zona de distensión lo que dejó en un impasse el proceso de paz hasta después de las elecciones presidenciales previstas para mayo de 2002.DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIALa sociedad civil colombiana se muestra escéptica ante lo que se pueda conseguir tras el próximo proceso electoral. La mayoría opina que una vez constituido el nuevo gobierno la situación será "más de lo mismo".
El pesimismo ha hecho mella entre los colombianos que no ven posible un final a corto plazo de este conflicto que ha convertido a Colombia en el "farolillo rojo " de los países de Hispanoamérica en lo que a la aplicación de los derechos humanos se refiere y que ha situado al país al borde de la emergencia nacional a pesar de que el Ejecutivo de Andrés Pastrana se niegue a reconocerlo.Porque en Colombia nadie está a salvo del terrorismo y las violaciones de los derechos humanos: ni las clases media y alta –víctimas de atentados, secuestros y extorsiones -, ni los empobrecidos campesinos o desplazados - víctimas de matanzas indiscriminadas y también de secuestros, por parte de las guerrillas para militares o de las FARC y el ELN -.Según un informe del Equipo Nizkor, que trabaja para la organización de defensa de los derechos humanos 'Human Rights Watch', la situación de estos derechos en Colombia es "la peor de América Latina"."Las ejecuciones extrajudiciales, la tortura, las desapariciones y las violaciones contra niños e indígenas han alcanzado en los últimos años proporciones epidémicas".Y efectivamente, así es: en Colombia, según UNICEF "más de un millón de menores han crecido en medio del conflicto" lo que ha llevado al ministerio de Defensa colombiano a poner en marcha un programa de atención para "niños desmilitarizados".
Porque en Colombia, hay niños y niñas que a partir de los ocho o nueve años ya saben lo que es la guerra y participan en ella tras ser reclutados a la fuerza o engañados por las guerrillas. A estos niños se les obliga a vigilar a los secuestrados, a ejercer de "escudos humanos", de mensajeros, de espías o de "mulas" para transportar armamento o bombas.Y a aquellos que quieren desertar, normalmente se le fusila.MÁS DE DOS MILLONES Y MEDIO DE DESPLAZADOSLa invasión de las tierras por parte de los grupos armados para hacerse con en control de los recursos naturales, la presión que las guerrillas ejercen para vincular de forma forzosa a los niños y niñas colombianos en la guerra y el auge del conflicto armado en los territorios en los que se asientan las comunidades negras e indígenas, han hecho de Colombia uno de los países con más desplazados del mundo.Desde que comenzó la encubierta guerra civil más de dos millones y medio de personas han sido arrojadas de sus propiedades y lugares de origen y se ven obligadas a vagar por el país , para terminar engrosando los inhumanos cinturones de pobreza que asedian las grandes ciudades. Entre los desplazados un alto porcentaje corresponde a mujeres - convertidas en cabeza de familia al perder a sus maridos e hijos varones en el conflicto - sobre las que recae la responsabilidad del sostenimiento afectivo y económico de la familia.Víctimas también del conflicto son los niños y niñas menores de 18 años, el sector de la población más vulnerable a los cambios que conllevan los desplazamientos, por el grado de indefensión en que se encuentran.También es creciente el número de desplazados de las comunidades afrocolombianas e indígenas que por su idiosincrasia necesitan una atención acorde con sus necesidades específicas.

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