Friday, February 15, 2008

La Unión Europea registrará a todos los viajeros que pasen sus fronteras

Entrar en Europa va a parecer una escena de ciencia ficción. Aterriza usted en Madrid, París, Berlín¿ al llegar al control fronterizo lo recibe una máquina, que le pedirá que ponga sus dedos sobre un lector digital y que mire a través de unas aberturas. Si sus huellas digitales y su iris coinciden con los datos almacenados en visitas pasadas o que usted envió antes de su viaje, la máquina le abrirá automáticamente la puerta. Ya está usted en la UE. Y, absolutamente, fichado.

A este escenario de ciencia ficción llevaría la aplicación del plan presentado ayer oficialmente por la Comisión Europea -paso previo a una propuesta legislativa-con el nombre de "Estrategia de la UE para un Control Integrado de Fronteras". Su entrada en vigor serviría para poner en marcha instrumentos novedosos de control migratorio, refuerzo de fronteras y lucha contra el terrorismo ante lo que considera "alarmantes amenazas terroristas y descontrol migratorio".

Según el comisario europeo de Justicia e Interior, el italiano Franco Frattini, la UE necesita controlar a todos los ciudadanos que entren o salgan de la UE, unos 300 millones al año: 160 millones de europeos, 60 de países a los que no se les pide visado y 80 con visado.

Con este objetivo, se creará un registro de viajeros habituales "de buena fe" que, voluntariamente, entreguen sus datos biométricos y los de su pasaporte. Esto les permitirá cruzar los puestos fronterizos de los aeropuertos europeos a través de puertas que leerán el iris y las huellas digitales y que automáticamente se abrirán si los datos coinciden con los almacenados en la base de datos del sistema. También se propone la creación de un registro electrónico.

Cuando el viajero complete el formulario online creado al efecto, se le responderá con un sistema de luces. Una luz verde significa que tiene acceso a toda la UE, una amarilla que deberá pasar una entrevista en algún consulado de la UE en su país y una roja significará la prohibición de pisar la UE. Recibirán la roja quienes anteriormente hubieran violado alguna norma migratoria, tuvieran antecedentes penales o estuvieran en busca y captura. Esta autorización tendrá una validez de 3 meses, como las actuales visas turísticas.

Entre los datos recopilados se incluirían nombre, número de teléfono, dirección de correo electrónico y número de pasaporte, entre otros, pero no datos controvertidos como creencias religio sas y origen étnico. Sí se guardarán datos relativos al viaje tales como fecha y lugar de entrada en la UE, duración de la estancia y los países europeos a visitar.

Estos datos se guardarán en una base que cumplirá "con toda la legislación europea sobre privacidad de los datos personales". Frattini intentaba acallar las críticas surgidas en los últimos meses en el Parlamento Europeo, ante el temor de que esos datos sirvan para otros propósitos.

Frattini explicó los "puntos fuertes" de su propuesta, que incluye la ampliación de las competencias de la agencia europea de control de fronteras, Frontex. Así, se modernizarán los sistemas de seguridad registrando los datos biométricos de los viajeros porque "la situación nos pone nuevas ideas sobre la mesa para el control de fronteras, donde tenemos que usar la más avanzada tecnología para alcanzar el más alto nivel de seguridad", según dijo el funcionario. Frattini reconoció que pasarán al menos 5 años hasta la entrada en vigor del paquete legislativo completo.

En cuanto a la tarjeta azul, quienes opten por ella tendrán que contar en origen con una oferta laboral de al menos un año y que triplique el salario mínimo del país al que vayan a trabajar. Frattini ya había adelantado su propuesta el 26 de enero, cuando dijo que "el terrorismo continúa siendo el riesgo Nø 1 y estas medidas incrementan la capacidad de la UE para proteger sus fronteras exteriores". Y que el sistema también servirá para descubrir a quienes entran en la UE declarándose turistas y permanecen ilegalmente cuando se vence la visa

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